lunes, 16 de julio de 2012

A 214 años del nacimiento del prócer José del Espíritu Santos Marquina

                                                                                                                               Lic. Rosana Rangel Sánchez
                                                                                                                    Archivo General del Estado Mérida

El 3 de diciembre de 1974, la Asamblea Legislativa del Estado Mérida con motivo de celebrarse el 9 de diciembre del sesquicentenario de la Batalla de Ayacucho y teniendo en cuenta el sentimiento patriótico, máxima expresión de nacionalidad consideró conveniente dar a la municipalidad de Tabay la denominación de “Municipio Santos Marquina”, cuna de José del Espíritu Santos Marquina, quien valientemente participó y combatió en esa batalla. En ocasión de celebrarse 214 años de su nacimiento, recordar a este insigne hombre que por su valentía y honor a la patria defendió a costa de su propia vida el anhelo de un país libre, sin sumisiones ni ataduras con el imperio español. Este prócer merideño nació el 24 de junio de 1798 en la hacienda “El Salado”; actualmente La Mucuy Baja, hijo de Alonso Marquina y María Antonia Maldonado. Con tan sólo 15 años decidió ingresar en 1813 a las milicias de Mérida dirigidas por el General Juan Antonio Paredes. Dos años después, se unió al Ejército Libertador, específicamente al Batallón de Voltigeros de la Guardia, adscrito a la segunda División del Ejército de Colombia; en 1825, al Batallón de Junín y en 1830 se unió a la Comandancia de Armas de la Provincia de Mérida, de la cual se retiró para dedicarse a su familia, hacienda y trabajos agrícolas. En dos oportunidades actuó en el ramo judicial como Juez Parroquial y de Paz en Tabay. Contrajo matrimonio con María Rosalía Maldonado con quien tuvo 8 hijos. Por su destacada carrera militar el Congreso de Perú le otorgó varios reconocimientos y condecoraciones. Sin embargo, al momento de su fallecimiento sólo contaba con una ocasional pensión, la cual no ayudó en mucho a su familia, ya que, seis años después de su muerte, el 5 de diciembre de 1863, su esposa, debió solicitar al Juzgado Departamental permiso para vender sus propiedades y así cubrir las necesidades de sus hijos menores. El Capitán Santos Marquina sirvió a la patria durante 17 años, buscó su libertad y junto a muchos jóvenes que participaron en la Batalla de Ayacucho, fueron ejemplo de fortaleza y osadía.