Lic.
Rosana Rangel Sánchez
Archivo
General del Estado Mérida
El 3 de diciembre de 1974, la Asamblea Legislativa del
Estado Mérida con motivo de celebrarse el 9 de diciembre del sesquicentenario
de la Batalla de Ayacucho y teniendo en cuenta el sentimiento patriótico, máxima
expresión de nacionalidad consideró conveniente dar a la municipalidad de Tabay
la denominación de “Municipio Santos Marquina”, cuna de José del Espíritu
Santos Marquina, quien valientemente participó y combatió en esa batalla. En
ocasión de celebrarse 214 años de su nacimiento, recordar a este insigne hombre
que por su valentía y honor a la patria defendió a costa de su propia vida el
anhelo de un país libre, sin sumisiones ni ataduras con el imperio español. Este
prócer merideño nació el 24 de junio de 1798 en la hacienda “El Salado”; actualmente
La Mucuy Baja, hijo de Alonso Marquina y María Antonia Maldonado. Con tan sólo
15 años decidió ingresar en 1813 a las milicias de Mérida dirigidas por el
General Juan Antonio Paredes. Dos años después, se unió al Ejército Libertador,
específicamente al Batallón de Voltigeros de la Guardia, adscrito a la segunda
División del Ejército de Colombia; en 1825, al Batallón de Junín y en 1830 se
unió a la Comandancia de Armas de la Provincia de Mérida, de la cual se retiró
para dedicarse a su familia, hacienda y trabajos agrícolas. En dos
oportunidades actuó en el ramo judicial como Juez Parroquial y de Paz en Tabay.
Contrajo matrimonio con María Rosalía Maldonado con quien tuvo 8 hijos. Por su
destacada carrera militar el Congreso de Perú le otorgó varios reconocimientos
y condecoraciones. Sin embargo, al momento de su fallecimiento sólo contaba con
una ocasional pensión, la cual no ayudó en mucho a su familia, ya que, seis
años después de su muerte, el 5 de diciembre de 1863, su esposa, debió
solicitar al Juzgado Departamental permiso para vender sus propiedades y así
cubrir las necesidades de sus hijos menores. El Capitán Santos Marquina sirvió
a la patria durante 17 años, buscó su libertad y junto a muchos jóvenes que
participaron en la Batalla de Ayacucho, fueron ejemplo de fortaleza y osadía.